Crecer para repartir, repartir para crecer… ¿o se trata de otra cosa?

“Crecer para repartir”. Este es uno de los mantras más queridos y repetidos por gobiernos, instituciones, medios de comunicación y economistas. La quintaesencia del pensamiento económico convencional, que también impregna buena parte de las corrientes críticas. Un axioma falso que, sin embargo, se mantiene en lo fundamental contra viento y marea, haciéndose pasar por sentido común evidente e indiscutible. Lo de siempre, vamos.

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Las mentiras de las políticas de represión salarial

El diagrama ilustra con claridad el relato dominante que justifica la represión salarial y la desregulación del mercado de trabajo. Estas políticas tendrían un efecto positivo sobre los costes de las empresas, reduciéndolos. De esta manera, los precios se ajustarían y la inversión se dinamizaría; lo primero, fortalecería la competitividad, y lo segundo, aumentaría la productividad. La consecuencia de todo ello sería la intensificación del crecimiento, lo que tiraría del empleo. Finalmente, también crecerían los salarios, que podrían acompañar las mejoras de la productividad. No obstante, la reproducción de este círculo virtuoso depende de que se mantenga la moderación salarial y las instituciones laborales favorezcan los ajustes empresariales. Sigue leyendo

Crecimiento y desempleo. Más falacias

“El secreto del empleo reside en el crecimiento”. No discutiré esta afirmación, lugar común de muchos economistas, si bien estoy convencido de que puede debe ser discutida. Me centraré ahora en una variante de esa misma afirmación: “El crecimiento económico crea suficiente empleo”.

Supongamos que, en efecto, existe una asociación –que, ¡atención!, no es lo mismo que una causalidad-  entre crecimiento y empleo, pero ¿es suficiente como para reducir la tasa de desempleo? Para aclararnos, tengamos en cuenta que este indicador recoge a las personas que pierden su puesto de trabajo y están inscritos en las oficinas de ocupación y todos aquellos que ofrecen su capacidad de trabajo, por ejemplo, los jóvenes que cada año entran en el “mercado laboral”.

Crecimiento y desempleo. Más falacias (blog web)

 

Justo al revés de lo que nos cuentan

Uno de los axiomas más celebrados y aireados de la economía convencional: el crecimiento de los salarios o su mantenimiento en un nivel elevado erosiona las capacidades de crecimiento de las economías, pues repercute negativamente sobre los beneficios de las empresas. La contracción o el insuficiente aumento de los márgenes empresariales debilitan la tasa de inversión, lo que incide negativamente sobre la productividad, todo lo cual se traduce finalmente en menos empleo y salarios más bajos. Sigue leyendo

Crecimiento, cohesión social y Podemos

Los datos son abrumadores: reducción de los salarios y degradación de las condiciones laborales, recortes en el gasto social público y aumento de la presión fiscal sobre las rentas medias y bajas, mayor desigualdad y crecimiento de la pobreza, absoluta y relativa. Este es el balance social de la crisis económica y de la gestión de la misma realizada desde el gobierno.

Para salir de esta situación, todo se fía al crecimiento económico. Argumento de las derechas y también de una parte de las izquierdas. Como el crecimiento apenas despunta o lo hace levemente, el debate público, político y mediático, se centra en las políticas que podrían dinamizarlo; como, por ejemplo, una intervención más resuelta del Banco Central Europeo, un tratamiento fiscal más favorable hacia los beneficios empresariales o un decidido apoyo de la actividad exportadora. Se parte del supuesto de que, una vez lanzado el crecimiento y siempre que se apliquen políticas compatibles con el mismo, el proceso se retroalimentará, generando un círculo virtuoso donde, finalmente, todos ganarían. ¿Y el panorama social? Quienes razonan desde estas coordenadas, sostienen que también mejoraría, pues el empuje de la actividad económica se trasladaría, por definición, a las condiciones de vida de la población. Sigue leyendo