El Banco de España contra las pensiones y nuestros derechos

Fernando Luengo y Manuel Garí, economistas

 El gobernador del Banco de España (BdE), Pablo Hernández de Cos, ha asegurado recientemente que hay que buscar fórmulas alternativas a las actuales para garantizar las pensiones en el futuro, pues, en su opinión, el sistema actual es absolutamente insostenible desde el punto de vista financiero[1].

En un tono parecido, tres meses antes de su nombramiento, su predecesor, Luis María Linde, sin consideración alguna por las dificultades reales de supervivencia (y con mayor razón de ahorro) de gran parte de la clase trabajadora empobrecida y en plena crisis de los desahucios, llegó a afirmar sin escrúpulo alguno que “sería bueno que la gente no solo invirtiese en vivienda, sino también un poco en activos financieros”, a la par que colaba el manido mensaje de que veía difícil poder sufragar la revalorización de las pensiones en caso de vincularlas al Índice de Precios al Consumo (IPC)[2]. Sigue leyendo

¿El aumento de la productividad del trabajo fortalece las pensiones?

El aumento de la productividad del trabajo no mejora necesariamente la sostenibilidad de las pensiones.

Soy consciente de que esta afirmación puede resultar, como poco, desconcertante, pues parece negar la evidencia de que, precisamente, el crecimiento de la productividad debería proporcionar los recursos que necesita el fondo público de pensiones. Si la economía española consiguiera mejorar los estándares de productividad, aumentarían tanto los salarios de los trabajadores como los beneficios de los empresarios; sin necesidad de incrementar la presión fiscal, sería posible transferir recursos desde la población activa ocupada, que crea riqueza, en dirección a la población inactiva receptora de las pensiones, situada fuera de los circuitos productivos y en continuo crecimiento fruto del envejecimiento demográfico. Así de lineal y de tramposo es el discurso dominante. Sigue leyendo

El debate de las pensiones, o cómo nos dan gato por liebre

La tendencia hacia el envejecimiento de la pirámide poblacional es evidente, tanto en conjunto de la Unión Europea como en el estado español. Mientras que la esperanza de vida –número de años promedio que vive una persona- ha aumentado, la tasa de natalidad se ha reducido. La conjunción de ambos procesos supone que la parte de la población que supera los 65 años con respecto a la población no ha dejado de crecer; en España, en 1970 no llegaba al 10% en la actualidad alcanza en torno al 20%.

El debate sobre las pensiones o cómo nos dan gato por liebre (pdf)